No me pregunten por qué. Tal vez sea cuestión de mala memoria. Pero yo creo que Google, Youtube, Facebook, Twitter y demás han conseguido que me olvide del Internet 1.0. ¿Qué hacíamos conectados a Internet en 1997? ¿Por qué páginas navegábamos? ¿Descargábamos música? A ciencia cierta, no lo sé.
Recuerdo confuso que usábamos un módem externo tipo éste. Sonaban los pulsos o tonos al marcar al centro proveedor de Internet (en mi caso nos lo proporcionaba www.tinet.cat, que en sus tiempos probablemente fuera www.tinet.com) y después el mítico sonido (¡nunca debió desaparecer!) de conexión que los freaks nostálgicos podemos revivir en esta web de Lazylaces.
Tenía una cuenta de correo que me ofrecía el servicio proveedor de conexión. Sin embargo, ¿a quién le iba a enviar e-mails si no conocía a nadie más con una dirección de correo electrónico? ¡Internet no tenía casi sentido!
Después tengo imágenes aún más confusas del portal Terra (que aún existe), de los chats MIRC, Ozú y poca cosa más. Ni WoW, ni Yonkis, ni los fantásticos vídeos de Nimportequi. ¿Dónde estaba la diversión?
Las grandes marcas tipo Google, Facebook o Youtube han conseguido facilitar mi olvido y borrar mis pocos recuerdos. Hoy, me cuesta imaginar la red de redes sin poder buscar vídeos de Coldplay en Metacafe o actualizando mi estado en Hi5, por nombrar otros fenómenos parecidos. La red consigue seguir sorprendiéndome cuando una vieja amiga me agrega en Facebook o cuando descubro las posibilidades del IGoogle.
Si a veces me ocurre que todo sucede demasiado rápido en la red, que no estoy al día de las enormes opciones que nos ofrecen interesantes programas y webs, imagínense a alguien que se enfrenta ahora por primera vez a la red y que nunca antes en su vida ha navegado por ella. Pues le pasará como a McCain. Que aún se pregunta si perdió las elecciones por no saber qué era un correo electrónico.
Por Marc Prats