martes, noviembre 13, 2007

Microempresas 2.0: un desafío de templanza

Por Diana Bernal Bareiro

Introducirse en los negocios en internet puede resultar tan atractivo como incierto, pero fundamentalmente requiere una alta dosis de virtud.

Cuando en 2006 unos amigos entusiastas de las nuevas tecnologías –y oportunidades de negocios en la web- me pidieron que los acompañara en sus respectivos emprendimientos El Universitario (actualmente en crecimiento) y Maitei (hoy día en etapa de rediseño), estaban firmemente convencidos de que debíamos subirnos ya mismo a la ola para poder estar en la cresta cuando el boom llegara a Paraguay.

Y es que este país pequeño, en desarrollo y sin litoral marítimo, si bien cuenta aún con una baja penetración de Internet, presenta cada vez más facilidades de acceso. “Esto es lo que se viene…”, me repetían. Los pioneros del sector habían tenidos sus idas y venidas (y vale decir que algunos han tenido mucho éxito), por lo que el desafío para nosotros era sin lugar a dudas un riesgo. De mi paso por esta aventura quisiera rescatar brevemente las siguientes lecciones aprendidas:

El tiempo a veces mata

Moderar el entusiasmo es imprescindible. Prudencia, prudencia. Si tienes una idea, ¡no la cuentes! y menos a otra persona con 3 dedos de frente. La rapidez con que los emprendedores pueden poner en marcha una idea en Internet puede ser arrolladora (sobre todo si se trata de ¡tu idea!).

Cuando el proyecto logra generar expectativas en sus usuarios, la falta de actualización de contenidos también puede ser fatal. En vez de estar rezando para que el administrador o quien tenga a su cargo revivir periódicamente la información no se enferme o desaparezca de golpe, más vale complementar esa tarea–dependiendo del tipo de sitio- con contenidos autogenerados por los usuarios como los blogs o sistemas automáticos de recopilación y generación. Y es que de eso se trata actualmente la red, de la inmediatez cada vez mayor y del crecimiento de las redes sociales.

Cuando mi equipo se mira el ombligo

Definir las personas que estarán a tu lado es lo más importante. Las microempresas tienen esa particularidad de estar formadas por un reducido número de gente cuyo compromiso es clave para el buen desarrollo del plan. Por ejemplo, si uno decide poner en manos de terceros algunas actividades, siempre estarán las firmas especializadas en el tema que entregarán el trabajo (y la factura) en ese número de días prometido, pero que cuando le pidas algo fuera de lo estándar te dirán: o que no se puede hacer o que esperes porque tu “proyectito” es sólo uno más entre los numerosos clientes que tienen.
Por otro lado, estarán aquellos pibes super jóvenes, que hablan un idioma extraño lleno de códigos, egresados de Ingeniería Informática o autodidactas, con looks al mero estilo Second Live y miles de ideas creativas, que te dirán que “ellos” pueden desarrollar hasta lo más inverosímil, pero que cuando llevan 6 meses en eso que prometieron acabarlo en 3 uno termina haciendo ejercicios de respiración para dominar esos apetitos irascibles. Allí es donde hay que sacar la balanza y buscar el equilibrio. Pues toda empresa necesita tanto de acciones innovadoras como de resultados justo a tiempo.



Ayer miré el contador 100 veces

“En Google AdSense sólo hicimos 10 dólares este mes”, lo escuché más de una vez.
Sobre todo al comienzo, visitar el contador de la página para ver cuántas visitas ingresaron es un hábito irremediable. Más aún con los contadores que existen en la actualidad que hasta te marcan el origen del usuario con una flechita en un mapa. No queda otra que tener paciencia, tanto con el número de visitas como con las ventas por publicidad. Lo recomendable suele ser generar aquellas acciones que permitan un alto ingreso de usuarios con lo cual se pueda convencer a las empresas de pautar en el sitio. Otras veces –como sabemos- simplemente basta con captar a esa gente a la cual nos dirigimos, nuestro nicho, y tener la capacidad de demostrarlo.

En el caso paraguayo, en el que muchos hombres de negocios todavía fruncen el ceño cuando se les presenta un tarifario para Internet, una de nuestras estrategias ha sido ampliar las plataformas para dar más opciones a los anunciantes. Así, El Universitario que nació como un portal de informaciones, ahora cuenta además con una versión radial y una revista electrónica. Los avisos se venden tanto de manera separada como por paquetes. Por su parte, la estrategia de Maitei - que se encuentra en una fase de rediseño buscando generar mayor interactividad- consistió transmitir por primera vez imágenes en vivo gratis desde Paraguay a través de webcams fijas colocadas en puntos populares del país así como de webcams instaladas en determinadas ciudades para épocas o eventos especiales. Al tratarse de un servicio novedoso para los paraguayos en el mundo, consiguió captar rápidamente la atención.

Además de darme el gusto de trabajar con personas que aprecio, ambos proyectos me han dado gratificaciones, cada uno a su manera. El Universitario.com.py me ha demostrado que tener un negocio en Internet es posible. Mientras que Maitei.com.py, que todavía está en desarrollo, me permitió vivir emociones intensas junto al público al que está dirigido: emigrantes.

Surfeamos o qué?

Debo ser sincera, hasta antes de venir mi compromiso con estos proyectos ha sido part time y complementario a otras actividades profesionales, es más muchas veces traté de picharles el globo a estos amigos míos, pero por suerte no se desalientan con nada y son para mí un modelo de fortaleza.

La materia Nuevos Medios del MGEC de alguna u otra forma me ha devuelto la esperanza y me ha refregado en la cara todo el potencial de Internet, de la era 2.0 y de lo que está por venir. Resulta que en países como el mío hay que tener templanza, esto es, moderar esa tendencia que nos lleva a lo fácil y conocido, en aras de lanzarnos –con mucho trabajo- a los negocios que vienen de la mano con las nuevas tecnologías.

Ahora espero seguir aprendiendo, volver pronto y subirme a esa ola de la que tanto hablan… no sea que se me pase de largo.